Coronar un gran puerto de montaña es la mejor manera de llegar al cielo. Hemos escogido estos puertos por el misticismo que desprenden, por las etapas épicas que han tenido lugar y por su tradición en la ronda francesa. Quiten plato grande, suban piñón y disfruten de las vistas.
Aspin (1.489): El tercer puerto más subido de la historia
73 veces se ha subido este puerto pirenaico en la historia del Tour, siendo la primera vez en 1910, con el francés Octave Lapize pasando en primera posición por la cima. Dada su cercanía con el Tourmalet, ha sido utilizado sobre todo como puerto de paso. Ubicando en el departamento de los Hautes-Pyrénées de la región de Occitania, la armada española también ha brillado con luz propia gracias a figuras como Bahamontes (sí, siempre él), José Manuel Fuente (‘El Tarangu’), Luis Balagué o José del Ramo, el último en lograrlo en 1985.
Un episodio para recordar. En la 11ª etapa del Tour 1950, un grupo de excitados espectadores ocuparon la calzada en el Aspin y tiraron a Bartali, que pese a ello ganó la etapa con final en Saint Gaudens. Sin embargo, no tomó la salida al día siguiente. Dijo tener miedo de las represalias de los aficionados, que le acusaban de haber tirado a Robic, algo que fue accidental.
Luz Ardiden (1.715): La cima que alumbran los españoles
El puerto más moderno de esta lista. Siempre ha sido final de etapa. Se inauguró el 16 de enero de 1975 y se subió por primera vez en 1985, con gran triunfo de Perico Delgado, poco antes de retirarse por el fallecimiento de su madre. Bajo una espesa capa de niebla, el segoviano atacó a 4 kilómetros de meta, dejando al grupo de Hinault y resistiendo a su perseguidor Lucho Herrera. Pero fue Lale Cubino el que se enamoró de esta cima. Venció en el Tour ’88 y en una etapa de la Vuelta a España (1992) que terminaba en esta estación de esquí.
Solo se ha subido 8 veces y cinco han contado con cinco triunfos españoles. Miguel Indurain levantó los brazos en 1990, anticipando sus cinco años de reinado a partir de 1991. Roberto Laiseka (2001) y Samuel Sánchez (2011) lograron los otros triunfos españoles defendiendo los colores del Euskaltel, aupados por la marea naranja de aficionados vascos. Desde Luz-Saint-Sauveur son 14,7 kilómetros con una pendiente media del 6,9% y una máxima del 10% en algunas rampas. Sin embargo, lo más duro es su pendiente media sostenida entre el 8% y el 9%, que encontramos una vez superado el tramo inicial.
Izoard (2.360): El paisaje torturado de planeta marciano
Jacques Goddet, histórico organizador del Tour entre 1936 y 1986, describió La Casse Déserte (el tramo final de la subida donde la vegetación brilla por su ausencia) como “un paisaje torturado de planeta marciano”. Precisamente en ese punto encontramos un obelisco con dos mármoles en su base: uno homenajea a Fausto Coppi y otra a Louison Bobet. Estas dos leyendas reinaron en Izoard, compartiendo incluso anécdota en el Tour de 1953. Bobet atacó y afrontó las ultimas rampas como líder virtual. Aquí comenzó su reinado, tres veces seguidas de amarillo en Paris. Lo curioso es que Coppi, a quien sucedió en el palmarése del Tour, fue de espectador y le hizo una foto levantando el dedo pulgar.
Quien no tiene tan buen recuerdo de este puerto es Eddy Merckx, que perdió el liderato en el Tour ’75 en beneficio de Thévenet. Izoard, por tanto, fue el último puerto que Merckx pasó con el maillot amarillo. En el top ten las cimas más subidas en la historia del Tour, Berrendero, Bahamontes (dos veces), Galera, Fuentes, Chozas y Garmendia fueron los españoles que coronaron en primer lugar. Fue por primera vez final de etapa en 2017, con victoria de Warren Barguil.
Ballon d’Alsace (1.178): El Balón de ‘oxígeno’ de Merckx
Hay vida más allá de los Pirineos. La cordillera de los Vosgos -donde se sitúa el Balón de Alsacia- se encuentra al noreste de Francia, frontera natural entre las regiones de Alsacia y Lorena. Es más bajito y asequible que los anteriores, pero más ‘antiguo’, ya que se coronó por primera vez en 1905. Vicente Trueba pasó por allí el primero en 1933, en la edición que inauguró el Gran Premio de la Montaña, que se adjudicó precisamente ‘La Pulga de Torrelavega’.
En el Balón de Alsacia también comenzó la tiranía de Eddy Merckx en 1969. El ‘Caníbal’ llegó al Tour de Francia con ganas de revancha tras ser expulsado del Giro de Italia por un positivo. La primera llegada en alto de esa edición de la Grande Boucle era precisamente en el Ballon d’Alsace. Eddy ganó la etapa, se enfundó su primer maillot amarillo y ya no lo soltó hasta el final. Fue el primero de los cinco Tours que ganó de forma aplastante.
Col de la Republique o del Grand Bois (1.161): El primer puerto de la historia del Tour
Se ha subido poco (13 veces) si lo comparamos con los anteriores. Sin embargo,
Este puerto del Macizo Central fue el primero que se ascendió en la historia del Tour. En la primera edición (1903) formó parte de la segunda etapa, que unía las ciudades de Lyon y Marsella. Como era la primera toma de contacto con la montaña se optó por un puerto con desniveles suaves. La ascensión tiene 17 kilómetros en los que se superan 644 metros de desnivel a una media del 3,8 %, con una pendiente máxima del 6,3 %. Una subida asequible para todos los públicos y sobre todo para aquellas bicicletas pesadas de principios del siglo XX.
Al año siguiente, el 1904, se vivieron el Col de la Republique algunos de los episodios más violentos de la historia del Tour, cuando los seguidores del ciclista Antoine Fauré, que iba destacado en cabeza, atacaron a sus oponentes. Esto hizo que los organizadores evitaran el departamento del Loira, donde estaba situada esta ascensión, hasta la edición de 1950. Bahamontes lo coronó en cabeza en 1959 y 1963.